Fragmentos del texto publicado en: FAHRENHEIT, Dic 06 - Ener 07, pp. 12-14. México, D.F.


Arte genético: los activistas de la nueva eugenesia

César Cortés

Drosophila y compañía

…después de una cuantas generaciones, todas las moscas se encaminaron por el tubo de vidrio hacia la zona en la que se había depositado la miel. El habitáculo con el éter dispuesto para aniquilar a las disidentes había quedado vacío, gracias a que la transmisión genética de padres a hijos incorporaba información como ésta: de un lado-supervivencia, del otro lado-extinción. Así me transmitieron mis propios padres uno de los experimentos realizados con la mosca Drosophila –que posee la extravagante virtud de presentar mutaciones genéticas de generación en generación, observables a corto plazo–, como si me relataran una fábula para explicar el origen celular del miedo. Así lo repito. Por eso creo necesario decir que no dudo cuando rechazo un reduccionismo que basa muchos de sus supuestos en ejemplos tan restringidos como éstos –el conductismo puede ser su consecuencia límite. El mundo es complejidad simbólica, algo más que la suma de las partes, una red infinita de posibles combinaciones alegóricas que pierden su sustancia cuando se les intenta explicar desde el método, en lo que el filósofo Paul K. Feyerabend llamara la separación constreñida entre ciencia y arte.

Alba y compañía

Si el término arte en la actualidad ya es vago de por sí, cuando se le relaciona con estas prácticas, el problema se vuelve más complicado. Porque, usando términos del mismo Feyerabend, podríamos estar ante nuevos científicos empíricos que se formulan preguntas concretas y les dan respuesta por caminos distintos a los del dogmatismo tradicional. Como primer acercamiento, imagino a bioartistas como Bernd Lintermann, Karl Sims o a la pareja Sommerer y Mignoneau que trabajan con organismos interactivos que el usuario puede modificar para dotarles de cualidades genéticas según su gusto, y donde la representación gráfica del ADN es materia sustancial.

Al margen de las comparaciones simplificadoras con el spencerianismo que dotó de base ideal a los experimentos eugenésicos llevados a cabo por los nazis, el empleo formal de la técnica científica en algunos de estos trabajos se desdibuja cuando son incluidos en contextos artísticos, a pesar de que muchos de sus creadores tienen una formación científica especializada. Esto a causa de que algunas de sus propuestas son asumidas desde un esteticismo que descuida la problemática contemporánea de la territorialización del entorno genético en esto que los científicos llaman moderna eugenesia. En ella el tema fundamental es hasta dónde y en qué términos el hombre puede llegar en la manipulación de los genomas.

En todo caso, en trabajos como los de Ken Rinaldo, entregado a la construcción de orga nismos robóticos según el comportamiento de estructuras genéticas interconectadas, o en los de George Gessert, dedicado a alterar las características biológicas de distintas flores para generar híbridos de increíble belleza, existe una postura ambigua, una dirección indeterminada que no sugiere del todo las implicaciones políticas de actos de esta naturaleza.

Sin embargo, quizá sea el artista brasileño Eduardo Kac uno de los más claros en esta extraña mezcla de sarcasmo y ambigüedad relacionados con escenarios congénitos. Kac basa su obra en la resignificación de la hegemonía humana como reguladora del...

(continua...)


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