Originally published in El Mundo, Domingo, 5 de noviembre de 2000, Madrid, Spain.


Luces y sombras de la clonación

Mientras los científicos aplican al hombre sus hallazgos, sectas y laboratorios hacen su agosto con la genética

DALE FUCHS

MADRID.- Se dice que hay una línea fina entre el genio y la locura. Desde que el célebre ADN de la oveja Dolly se replicó por primera vez en los titulares internacionales, este dicho parece confirmarse. Porque en el Mundo Feliz de las células fotocopiadas, hay poco más que unas letras de diferencia entre clon y clown, entre duplicar y la duplicidad.

Mientras, por ejemplo, los expertos en clonación hablan de salvar a las especies amenazadas, una pareja de EEUU gasta 2,3 millones de dólares en un esfuerzo para clonar su querido perro.

Es una partida de ajedrez genética. Para cada pieza que mueven los prestigiosos científicos, los inventores creativos responden con negocios nuevos y proyectos extraños como el nacimiento del primer conejo fluorescente, obra de un artista transgénico.

A pesar de la polémica que genera -acuérdese de la advertencia del Vaticano, «un clon no tiene alma»- y de las prohibiciones de clonar seres humanos por parte de los gobiernos, esta tecnología avanza a un ritmo acelerado. A continuación les ofrecemos una lista de los hitos que llegan del universo de las probetas.

Primero fue «Dolly». Aunque la oveja escocesa se llevó toda la fama, la historia de la clonación se remonta a 1928, cuando un científico alemán reprodujo el embrión de una salamandra al dividir un óvulo fertilizado. En 1984, un científico danés clonó una oveja usando otra técnica: transfirió el ADN de un embrión a un óvulo vacío. Dolly, sin embargo, nació en 1997 del ADN extraído de una mamífera adulta. Este fue el método que revolucionó el laboratorio.

Desde Dolly, que ya es la mamá de tres corderitos, se han creado réplicas genéticas de cabras, vacas, cerdos y monos. Existe, también, una generación de clones de ratones, todos copias de... otros clones. Al menos ocho países -Australia, China, Escocia, EEUU, Japón, Korea, Inglaterra, Sudáfrica- tienen un incipiente zoo procedente de las probetas.

Mascotas eternas. Sin duda, Missy es una perra excepcional, mansa y bonita como Lassie. Tan especial que, al verla envejecer, sus dueños millonarios pensaron: «Si se puede clonar una oveja, ¿por qué no una perra?». En 1998, la pareja donó 2,3 millones de dólares a la Universidad de Texas para que un equipo estudiara cómo clonar al mejor amigo del hombre. Meses después, el excéntrico matrimonio llevó a su mascota al laboratorio, para que los investigadores pudieran sacar muestras de su tejido, que cultivaron y congelaron para cuando empiecen los experimentos. Mark Wethusin, investigador jefe del proyecto, considera el esfuerzo «frívolo» pero cree que aportará información valiosa sobre la reproducción canina y la clonación de perros especialmente útiles, como los de guía o de rescate. .

Deposite aquí su ADN. La fundación que administra los fondos para clonar a Missy recibió tantas peticiones de dueños de perros que empezó un negocio: un banco genético. En vez de dinero, los clientes depositarán el ADN de sus animales en las sucursales de Genetic Savings and Clone para que, según la publicidad del banco, «cuando la clonación llegue a ser fácil y asequible, el código genético de sus mascotas estará seguro, incluso si ya no están con nosotros». ¿El precio? Dos mil dólares (400.000 pesetas) para abrir una cuenta genética y 250.000 dólares más a cobrar el feliz día en que se perfeccione el proceso.

Ayuda para especies amenazadas. ¿Una vaca que lleva a un bisonte en su barriga? Parece ciencia ficción, pero Bessie, una vaca norteamericana que está a punto de dar a luz a un bisonte asiático cuya especie está amenazada, es real. Para llevar a cabo esta hazaña, los científicos de la empresa estadounidense Advanced Cell Tecnology (ACT) fusionaron el ADN de una célula de un bisonte al óvulo vaciado de una vaca. Cuando el embrión empezó a dividirse, lo implantaron en el útero de Bessy. Cuando nazca, la cría será bautizado Noé, una referencia poco humilde al personaje bíblico que salvó de la destrucción a todas las criaturas de la tierra.

Para su próximo actode rescate ecológico, la empresa piensa clonar a un bucardo, una especie de cabra indígena española que está ya extinguida. Así que los investigadores tendrán que utilizar el ADN congelado del último bucardo que murió. ACT también planea servirse del útero de un oso negro para clonar una panda. Científicos chinos han producido ya unos embriones clonados de esta especie amenazada, inyectando el ADN del panda en el óvulo de un conejo.

Conejo fosforescente. Alba, nacido el 29 de abril en un laboratorio francés, es una bolita de pelo blanco con ojos color rosa. Pero si usted ilumina este conejo con luz azul, se tiñe de verde, un verde fluorescente. Su dueño, el artista Eduardo Kac, lo creó al cruzar su ADN con los genes de una medusa, aislando la proteína responsable del color. Lo concebió como una obra de arte transgénico, cuyo propósito es estimular el debate sobre la ética de las varias técnicas de manipulación genética.

Transplantes a medida. La investigación sobre la clonación ha conducido a varios avances médicos. Poco después de crear a Dolly, los científicos escoceses del Instituto Roslin clonaron dos ovejas más, Molly y Polly, pero con una diferencia importante: los corderos nacieron con un gen humano responsable de coagular la sangre. Así que su leche producirá una proteína que puede ser extraída y utilizada en los tratamientos para curar la hemofilia. Según el Instituto Roslin, el proceso de añadir específicos genes humanos a los embriones clonados también facilitará nuevos tratamientos para la fibrosis quística y el enfisema. Además, este instituto científico pretende que se pueda usar la misma técnica para crear cerdos cuyos órganos sean «completamente compatibles» para ser trasplantados a un ser humano que carezca de ellos.

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Próximo paso: la Humanidad

En noviembre de 1998, una empresa biotecnológica clonó el primer embrión humano, usando un óvulo de vaca, y lo destruyó a los 12 días. El propósito de la proeza: desarrollar nuevos tratamientos para las enfermedades. Un mes después, investigadores de una clínica de infertilidad en Seúl (Corea del Sur) obtuvieron los mismos resultados utilizando un óvulo y una célula humana.

Ese embrión también fue destruido. «No seguiremos hasta que haya un consenso social, legal y moral que lo apoye», dijo el investigador Lee Bo-yon.

Pero el físico Richard Seed es demasiado ambicioso para perder el tiempo esperando un consenso. El periódico británico The Guardian informó el año pasado que Seed había estado recaudando fondos para abrir una clínica donde parejas infértiles puedan conseguir un hijo clonado.

Presumió de haber reunido 15 millones de dólares y de haber comprado tierra en una isla de Japón para realizar sus planes: crear al año 500 bebés, gemelos genéticos de sus padres. Desde entonces, no tenemos noticias de él.

Las compañías aseguradoras temblarán cuando tengan noticias de Rael, el líder de una secta religiosa estadounidense que ofrece en Internet un producto original: pólizas de ADN. Por tan sólo 50.000 dólares, un agente de Clonaid irá a su casa para extraer una muestra de su ADN que guardará para cuando la empresa «recaude bastante dinero como para poder perfeccionar su técnica» de clonación humana. (El servicio se ofrecerá por 200.000 dólares, que según parece, es el precio del mercado).

En septiembre, Rael, quien sostiene que Adán y Eva eran los clones de extraterrestres, encontró su primer cliente. Una pareja de multimillonarios norteamericanos le pagó 500.000 dólares para que clonara a su hija muerta. Algún día, afirma Rael, «se podrá clonar la memoria y la personalidad de las personas, por lo que después de la muerte, nos despertaremos en un cuerpo nuevo como si lo hiciéramos de un sueño».


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