Originally published in <http://www.calle22.com>, September 5, 2000, Bogotá, Colombia.


El futuro es de los implantes

Antes de que aparezca oficialmente el primer cyborg de "carne
y hueso", la humanidad tendrá que contentarse con todo tipo de
implantes tecnológicos. Ya hay artefactos para rastrear
mascotas con satélites y pronto servirán para comuicarse
telepáticamente.

Por: Sebastián Krieger

Calle22.com, Bogotá

El futuro es de los hombres-máquina. Además de
repuestos para ojos, manos y corazones, dentro de
unas pocas décadas habrá implantes para hacer toda
clase de tareas; entre ellas comunicarse con el
pensamiento. Pero mientras llega el futuro, los que
sueñan convertirse en hombres-máquina tienen que
contentarse con accesorios corporales mucho menos
sofisticados.

Hoy los implantes más avanzados tienen fines médicos:
marcapasos y prótesis de titanio. Paradójicamente, el
implante biométrico más moderno está bajo la piel de
las mascotas de los ricos y famosos. El dispositivo que
vale unos cuantos miles de dólares le permite al
desesperado en Beverly Hills ubicar a su perrito perdido
en cualquier lugar del mundo: ya sea al otro lado de la
calle o en Uganda.

De acuerdo con WorldNetDaily.com, ya existen los
recursos tecnológicos para monitorear vía satélite a
personas a las que se les ha implantado un
pequeñísimo detector. De la misma manera, hace dos
años el London Times informó que 45 personas (entre
ellas varias estrellas de cine), estaban haciendo
pruebas secretas con chips implantados bajo la piel
para ser rastreados por satélites.

Un artefacto similar también podría ser usado para
como sistema de identificación de personas; algo así
como una cédula o un pasaporte bajo la piel. Sin
emabrgo, de acuerdo con una encuesta realizada en
Estados Unidos, solo el 11 por ciento de la población
permitiría la aplicación del implante. La gente desconfía
de los gobiermos y teme que acaben entrometiéndose
demasiado en la privacidad de los individuos.

Y mientras la tecnología se masifica, hablar de
implantes todavía suena a abducción alienígena o
prótesis dental. Actualmente los accesorios corporales
más comunes son "estéticos": bolsas de silicona en los
senos.

¿Hombre- máquina o máquina-hombre?

La onda del piercieng (de ponerse aretes en todas
partes) vino cogida de la mano de los implantes. Los
hay de dos tipos: decorativos y funcionales. En la
primera categoría sobresalen los cuernitos en la frente,
y las bolitas debajo del tatuaje de una mujer con senos
grandes. Los funcionales por lo general se hacen en los
genitales masculinos (bolitas en hileras) y femeninos
(argollas) que aumentan el placer sexual.

Sin embargo, hay implantes que no tienen nada que ver
con lo funcional y lo estético, pero sí con lo artístico. El
brasileño Eduardo Kac, por ejemplo, se incrustó en el
tobillo un microchip con un número -de esos que se
usan para marcar ganado- que después inscribió en un
banco de datos. La idea era llamar la atención en torno
al futuro de la humanidad con la irrupción de la
biotecnología.

El artista australiano Sterlac, por su parte, ante el abrumador dominio de la
tecnología decidió demostrar que el cuerpo humano se convertirá en poco tiempo
en algo obsoleto. Sterlac, cuyo cuerpo fue conectado a un computador, se dejó
mover como una marioneta a través de usuarios de internet. El implantado en la
tecnología fue su cuerpo y no al contrario.

Los implantes artificiales, más allá de las actuales limitaciones tecnológicas o de las
infinitas discusiones éticas, serán parte de la cotidianidad de la humanidad del
futuro. Los cyborgs u hombres-máquina ya no vivirán tan solo en las películas;
nosotros nos convertiremos en ellos.


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