Lo menos que se puede decir del trabajo de Eduardo Kac –artista brasileño nacido en 1962– es que resulta inquietante. Su obra emblemática, que le dio fama mundial y generó un intenso debate en el año 2000, se llama Alba. Alba es un conejo de carne y hueso que cuenta en su adn con el gen que le permite a las medusas brillar en la oscuridad. Cuando Alba es expuesta a la luz azul, todo su cuerpo se torna verde fluorescente.
¿Qué nos quiere mostrar Alba? ¿De qué es símbolo?
Antes que ser un símbolo, ella es un ser viviente tal como usted o yo. El bioarte inventa nuevas formas de vida, y demanda que reconozcamos la nueva vida como un sujeto, no como un objeto. El bioarte demanda respeto y responsabilidad.
Pero, ¿no es Alba un monstruo de la genética?
Alba es un ser viviente creado por un artista. La transgénesis es un proceso que ya se encuentra en la naturaleza. Todos lo seres humanos tenemos adn de otros seres distintos a los humanos. Si ella es un monstruo, también lo somos nosotros.
La idea inicial de Kac no era crear un conejo, sino un perro fluorescente, dada la cercanía histórica de este animal con el hombre, y de esa manera mostrar cómo hemos transformado e influido en su evolución. De manera que se dio a la tarea de investigar y hacer cursos sobre el tema. “No quería hacer nada que fuera doloroso ni reñido con la ética”, sostiene. Kac se dio cuenta de que la proteína fosforescente de las medusas es un elemento estándar en la investigación genética que es usado como un bio-marcador. No cambia el comportamiento ni tiene consecuencias físicas en los animales. Su idea fue entonces utilizar ese gen como un marcador social, un gesto con una carga simbólica para la sociedad contemporánea. Sin embargo, la tecnología reproductiva canina no estaba lo suficientemente desarrollada para entonces, de modo que se inclinó por el conejo.
Antes de Alba, Kac desarrolló un proyecto llamado Génesis. Tomó una frase del Génesis de la Biblia (tomada de la web): “Y que el hombre tenga dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre toda cosa viviente que se mueva sobre la tierra”, y la pegó en formato de word. Luego la tradujo al alfabeto morse (con el computador) y creó un código para traducir de morse a código genético, “hasta producir un ‘gen de la Biblia’, que, claro, es una cosa absurda”, dice en su artículo De la Biblia al Rabbit Remix. Luego envió el producto a una compañía especializada en síntesis de genes y dos semanas después, via Fedex, recibió el presunto gen. El paso siguiente fue incorporarlo en una bacteria y preparar una instalación con luz ultravioleta en una galería. Las personas en la galería, o en la web, podían elegir si emitir un chorro de luz ultravioleta sobre la bacteria. Esto causaba una verdadera mutación en el ser vivo: la luz cambiaba el gen. Una cámara de video registraba todo el proceso en tiempo real. El mensaje (entre muchos otros): “Una acción local muy pequeña puede tener una consecuencia profunda en un sitio muy lejano”, sostiene Kac. Génesis fue galardonada con el premio Ars Electronica en 1999.
Usted sostiene que “la acción del público puede tener consecuencias físicas”. Y que “una acción local puede tener consecuencias planetarias”. Eso es física cuántica: efecto mariposa, principio de indeterminación. También dice que “debemos considerar la vida como un sistema complejo”. Eso es teoría de sistemas. ¿Cómo influye la nueva ciencia en su trabajo?
Yo vengo de la poesía, no de la ciencia. Es decir que mi visión del arte es personal y subjetiva. Claro, hay otras implicaciones, pero leer el arte solamente a partir de conceptos científicos me parece limitar el potencial del arte. Sería como hacer un análisis químico de una pintura de Kandinsky, solamente. Busco en mi obra un equilibrio entre lo filosófico y lo poético.
Se dice en su biografía que “a través de su obra, explora las conexiones entre lo físico y lo virtual, entre lo biológico y lo tecnológico, con el fin de romper fronteras y entrar en una nueva ecología de lo híbrido”. ¿Podría explicar un poco en qué consistiría esa “nueva ecología de lo híbrido”?
Desde una perspectiva práctica, muchas de las barreras que acostumbraban a separar la vida de las máquinas ya no son firmes. Ahora emerge una nueva ecología, en la que ambas se unen, en un sentido no metafórico.
Para ilustrar esta idea, en 1997 Kac realizó la instalación A-positive, que consistía en un intercambio intravenoso entre un hombre y un robot. El hombre donaba la sangre; el robot donaba glucosa. Ese mismo año presentó el performance Time Capsule. Emitido en directo por televisión y por internet, Kac fue objeto del implante de un chip RFID (identificación por radiofrecuencia) que contenía un número de identificación, mientras se proyectaban en la pared de fondo una serie de antiguas fotografías de su familia. Con esta obra, Kac se convirtió en el primer ser humano portador de un implante de microchip.
Actualmente el trabajo de Kac se concentra en las proteínas, elemento fundamental de la vida y material básico de los genes. Kac se refiere con frecuencia a que la sociedad actual vive una “fetichización de los genes y las proteínas”. Dice que el mercado y la ciencia están tratando a las proteínas como un objeto de culto, y que “el arte puede hacer una crítica a esta nueva idolatría”. En Génesis II, Kac aisló en una botella 65 mg del gen “Génesis” purificado. En el mercado transgénico, esto se conoce como una “genie bottle”, y su valor es altísimo. La crítica: “El gen es visto aquí fuera del contexto del cuerpo, y su significado es intencionalmente reducido a una entidad formal... sin el reconocimiento del papel vital jugado por el organismo y el medio ambiente, el gen ‘invaluable’ puede tornarse en algo ‘sin valor’”, comenta en su conferencia Life transformation-Art mutation, que dará en el Festival de la Imagen de Manizales.
En 2004 expuso Move 36, obra que hace homenaje al dramático movimiento en el que la computadora Deep Blue le ganó la partida de ajedrez a Gary Kasparov. Kac reprodujo el tablero con arena y tierra negra, y en el escaque en el que se produjo la jugada, sembró una planta transgénica que alberga el “gen cartesiano”. El gen fue creado con un procedimiento similar al de Génesis, con la diferencia de que el cartesiano traduce irónicamente el famoso axioma de Descartes: “Pienso, luego existo”. “La obra explora las fronteras permeables entre lo humano y lo no humano, lo viviente y lo no viviente”, dice Kac. Su última obra se llama Specimen of Secrecy about Marvelous Discoveries, y es, a su manera, una antología de sus trabajos más recientes. Se trata de un ecosistema entero de lo que Kac denomina “biotopos”: organismos que cambian durante la exhibición, en respuesta a su metabolismo interno y a las condiciones ambientales. Los organismos, desde luego, son miles de microscópicos seres transgénicos, así como biobots (robots biológicos).
Usted ha dicho que el límite del arte transgénico es el hombre, es decir, que usted no crearía un hombre. ¿Por qué?, ¿cuál es la diferencia con el conejo, con la planta o con la bacteria?
No creo un ser humano porque mi familia ya esta completa y no tengo planes de tener más hijos. Claro que hay diferencia entre humanos y no-humanos, pero lo que importa es que los humanos no son superiores a los demás. Diferentes sí, pero no superiores.
Afirma que debemos comprometernos a “respetar, nutrir y amar la vida” que el arte transgénico crea...
Si la obra es vida o tiene vida, no se la puede tratar como un objeto. Hay que respetarla porque está viva. Hay un cambio profundo al comprender que el artista crea vida, sujetos, y no objetos.
Y es que el artista, para Kac, hace uso de su derecho a la experimentación con las formas, para realizar una crítica y “contribuir al desarrollo de visiones alternativas del mundo que resistan a las ideologías dominantes”. Kac apropia y subvierte las tecnologías contemporáneas de la ingeniería genética, y trae al mundo físico nuevas entidades –transgénicas o biobóticas–, sin otro objetivo que abrir un espacio para nuevas experiencias estéticas.
¿Cuál es el propósito del arte transgénico?
El arte no tiene ningún propósito. El arte es el laboratório de la libertad.|
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